Publicado en Zócalo, diciembre de 2014
La justicia mediática no es justicia. Los medios están para informar y entretener. Cada contenido que difunden los hacen a partir de las perspectivas que les imponen su intereses, propensiones y contextos. Cada medio de comunicación tiene su propia apreciación de los hechos, de tal manera que carece de la autoridad y la imparcialidad que requeriría para asignar absoluciones y castigos. La justicia es asunto de los jueces. Pero como quienes tienen la responsabilidad institucional de impartirla no están aislados y son susceptibles a un entorno que en buena medida es definido por el estrépito mediático, entonces la propensión de quienes tienen acceso a los medios para dictar indulgencias y sentencias –y el efecto social que pueden alcanzar— adquieren especial relevancia. Sigue leyendo