Azcárraga Jean, protegido por Zedillo

Zócalo, marzo de 2008

  Emilio Azcárraga Milmo vivía sus últimos días, víctima de una enfermedad terminal. Antes del desenlace inminente dispuso que su hijo se hiciera cargo del consorcio Televisa. A comienzos de marzo de 1997 llamó a Jacobo Zabludovsky para que fuera a su casa en Los Ángeles, California, a grabar sus últimas declaraciones públicas.

   Azcárraga Milmo, El Tigre, trataba de mostrarse sonriente en aquella conversación que sería transmitida la noche del lunes 3 de marzo en el noticiero 24 Horas. A su derecha estaba, serio y nervioso, Emilio Azcárraga Jean que acababa de ser designado presidente del Grupo Televisa. A un costado de ellos se sentaron Zabludovsky y José Antonio Cañedo White, heredero de una de las familias que por décadas habían acompañado a los Azcárraga en la operación de Televisa y que fue nombrado presidente del Consejo de Administración.

   Azcárraga Milmo había cumplido 66 años y durante casi un cuarto de siglo fue el hombre más influyente en los medios de comunicación mexicanos. En su despedida electrónica apelaba al público de Televisa: “la programación va a ser siempre (para) las clases populares, así, quiero pedirles que nos vean, que nos apoyen y no se sentirán defraudados sino orgullosos de lo que hacemos”. Pero también advertía: “Y claro, no podemos evitar a los que tenemos mucho dinero, pero no nos interesa mucho” (Ovaciones, 4 de marzo de 1997).

   Aquellas palabras contrastaban con la tristemente célebre declaración de El Tigre el 10 de febrero de 2003 cuando, de buen humor y después de entregar reconocimientos a los protagonistas de la telenovela “Los ricos también lloran”, se acercó a conversar con varios periodistas, actitud que contrastaba con su habitual desdén a quienes no formaban parte de su círculo inmediato. Entonces dijo: “Aquí se juega mucho con la palabra poder, política… El poder y la política están fuera de nuestra compañía. Estamos en el negocio del entretenimiento, de la información, y podemos educar, pero fundamentalmente entretener”.

   La concepción que el dueño de Televisa tenía de la diversión que procuraba para su público quedó transparentemente definida de esta manera: “México es un país de una clase modesta muy jodida… que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil” (Alejandro Salazar Hernández, “Conversación con Emilio Azcárraga”. El Nacional, 11 de febrero de 1993).

   Aquella declaración fue tomada como muestra del desprecio que Azcárraga Milmo tenía por la sociedad mexicana. Incluso, de cuando en cuando ha sido tergiversada. El entonces dueño del consorcio mediático nunca dijo que hiciera televisión para “los jodidos”. Lo que hizo fue describir, en su ramplón vocabulario, la condición de la mayoría de los mexicanos y considerar que los pobres están condenados a seguirlo siendo siempre.

   La estrecha cuan mecánica visión de Azcárraga Milmo lo llevaba a justificar, para sí mismo, el papel de Televisa. En un país repleto de pobres irremediablemente pobres, creía, la televisión tiene la tarea de entretenerlos.

 

Desdenes y traiciones

   Quizá Azcárraga nunca quiso descalificar a los jodidos, como él les llamaba, sobre todo porque reconocía que sus negocios estaban dirigidos a ellos. Aquella “clase fabulosa y digna”, como también denominó a quienes constituían la audiencia fundamental de sus canales de televisión, tendría oportunidad de mirar cuatro años después la despedida de El Tigre.

   Aquel 3 de marzo, lejos de los estudios al sur de la ciudad de México en donde se grababan las telenovelas para los irremediablemente pobres, protagonista ahora de su propio drama, el habitualmente despótico Azcárraga Milmo dejaba en manos de su hijo el imperio mediático que había contribuido a expandir desde que murió su padre, a fines de 1972.

  Esa decisión no de debía sólo a sus limitaciones personales. La noticia de la hospitalización de El Tigre en California había golpeado a las acciones de Televisa en la Bolsa de Valores y uno de los copropietarios de consorcio, el senador Miguel Alemán Velasco, había tenido que asegurar que Azcárraga Milmo no era imprescindible.

   Quizá Azcárraga Milmo entendió la necesidad de modificar el funcionamiento descomunalmente vertical que había consolidado dentro de Televisa. Era fama pública que aún las más nimias decisiones dentro del consorcio pasaban por su oficina. Ese estilo de mando resultaba ineficaz en una corporación con las ramificaciones y alianzas que Televisa había construido en todo el mundo. La tensión entre mando unipersonal y redes corporativas, que se presenta en todo grupo empresarial cuando se expande, Azcárraga Milmo no la había podido resolver a causa de su tendencia a controlarlo directamente todo. Posiblemente por ello, al mismo tiempo que puso a su hijo al frente de la operación ejecutiva del consorcio estableció un contrapeso al designar a Guillermo Cañedo White como presidente del Consejo.

   Guillermo Cañedo de la Bárcena había sido uno de los amigos más cercanos de Azcárraga Milmo. Entre otras áreas, se ocupó del desarrollo de las empresas de Televisa relacionadas con el futbol y de la presencia internacional del consorcio. Fue presidente de la Organización Iberoamericana de Televisión, OTI, y vicepresidente de la Federación Internacional de Futbol, FIFA. Había muerto el 20 de enero de 1997, después de una enfermedad. A la sazón su hijo, Guillermo Cañedo White, era presidente del Club América y se ocupaba de las finanzas internacionales del Grupo Televisa. Su hermano José Antonio estaba a cargo de Televicentro, la empresa controladora de las acciones de Televisa.

      A la muerte de Cañedo, El Tigre dispuso que el Estadio Azteca llevara el nombre de ese amigo suyo aunque pocos años después todo el mundo, incluso los comentaristas deportivos de esa empresa, volvieron a identificar a ese recinto con su denominación original. El hecho de que Cañedo de la Bárcena y Azcárraga Milmo hubieran sido tan cercanos amigos no garantizaría que con sus hijos sucediera lo mismo. Y antes de que las tensiones entre las concepciones empresariales de uno y otro entraran en contradicción, el gobierno intervino dentro de Televisa a favor de Emilio Azcárraga Jean.

 

1997: aval del gobierno

   Unas horas después de aquella designación corporativa a través del noticiero de Jacobo Zabludovsky, los accionistas de Televisa formalizaron los acuerdos anunciados por Emilio Azcárraga Milmo en una sesión formal del Consejo de Administración. Y luego, lo primero que hicieron fue ir a Los Pinos con el presidente Ernesto Zedillo.

   Hay varias versiones acerca de aquella entrevista, en donde en representación de Televisa participaron Emilio Azcárraga Jean, Guillermo y José Antonio Cañedo White, y Miguel Alemán Velasco –todos ellos propietarios de acciones en Televisa–. Una de las más completas fue difundida por los periodistas estadounidenses Julia Preston y Samuel Dillon en su libro Opening Mexico. The making of a Democracy (Farrar, Status and Giroux, New York, 2004). “Los cuatro informaron a Zedillo –relatan– que habían acordado actuar, en el futuro, como un colectivo en su relación con el gobierno. Pero el presidente no estuvo de acuerdo. Volteó hacia el joven Azcárraga: ‘Emilio, tu padre me pidió que te ayudara y que mirase por ti’, le dijo. ‘Entre el gobierno y la familia Azcárraga siempre ha existido un pacto, comenzando por tu abuelo, luego con tu padre. Ahora tú tienes esa responsabilidad… Pero la situación está cambiando, y necesitamos ajustarnos a la nueva realidad”.

   De acuerdo con ese texto, el presidente Zedillo les dijo a los entonces accionistas de Televisa que él solamente trataría con una persona de esa empresa y que nadie en esa habitación debiera tener dudas acerca de a quién se refería.

 

“Como los viejos políticos”

   El presidente Zedillo había resuelto que su única interlocución con Televisa sería a través de Azcárraga Jean. Pero también decidió que el hijo de El Tigre tuviera todo el control de ese consorcio.

   A la muerte de Azcárraga Milmo, la propiedad de Grupo Televisa se distribuía en 4 familias. Emilio Azcárraga Jean controlaba el 62% de las acciones, incluyendo las que pertenecían a su hermana Laura y otros miembros de su familia. Alejandro Burillo, primo de Emilio Azcárraga, tenía el 14%. La familia Alemán, representada por Miguel Alemán Velasco, alcanzaba otro 14%. Los Cañedo White tenían el 10%. Esa composición reflejaba los acuerdos familiares y las alianzas que había tejido El Tigre, pero también le daba entrada en la administración de Televisa a posiciones que podrían no coincidir con la política mantenida durante al menos dos décadas por aquel empresario.

   El presidente Zedillo se sentía más cómodo tratando con Azcárraga Jean, que apenas tenía 29 años, y no con otros propietarios del consorcio. Aparentemente también consideró que a la estabilidad del sistema político le convenía más una empresa televisiva sólida y no afectada por tensiones internas. Como quiera que fuese distintos testimonios confirman que en el transcurso de aquel 1997 (por cierto, en vísperas de las elecciones intermedias que habría en julio) Zedillo se erigió en mandamás de las decisiones en Televisa.

   El periodista Roberto Zamarripa escribió años más tarde que, en esa reunión del 4 de marzo de 1997, José Antonio Cañedo White manifestó que al Grupo Televisa le interesaba renovar “el pacto histórico entre la empresa y el Estado mexicano”. Zedillo lo corrigió de inmediato cuando dijo que el pacto había sido entre el Estado “y la familia Azcárraga” y manifestó su sorpresa por la presencia de los Cañedo en esa reunión (Reforma, 21 de mayo de 2001). Fue entonces cuando le anunció a Azcárraga Jean que la relación entre Televisa y el gobierno la resolverían ellos dos y nadie más. Zedillo explicó que unas semanas antes, en febrero, Azcárraga Milmo le había pedido que en el futuro protegiera a su hijo Emilio.

   De acuerdo con esa versión, antes de que se fueran el presidente Zedillo les pidió a los accionistas de Televisa que visitaran esa tarde a Emilio Chuayffet, secretario de Gobernación. Así lo hicieron y en esa entrevista, en Bucareli, Chuayffet les comunicó a los hermanos Cañedo que deberían retirarse de Televisa, “como los viejos políticos”.

 

Recomposición financiera

   Así lo hicieron. Emilio Azcárraga Milmo murió el 16 de abril de 1997. Tres meses más tarde Guillermo Cañedo White renunció al Consejo de Administración y le vendió a Azcárraga Jean las acciones de Televisa que tenían él y su familia. Las tensiones entre las familias propietarias de Televisa eran tan intensas que no escapaban al escrutinio público. Azcárraga Jean intentaba organizar a su propio equipo que con frecuencia entraba en contradicción con Alejandro Burillo. El diario británico Financial Times llegó a comentar: “La batalla por el control en Televisa parece una telenovela”.

   Lo era, y aun había episodios por conocerse. En octubre de 1998 Azcárraga transfiere un 21% de sus acciones a sus primos de la familia Díez Barroso, hijos de Laura Azcárraga, hermana de El Tigre, con quienes Televisa tenía una deuda de 300 millones de dólares. El adeudo queda saldado y la mayoría de las acciones permanece en manos de Azcárraga Jean. El 6 de abril de 1999 la familia Alemán le vende a Azcárraga Jean el 14% de acciones que tenía de Televicentro, la empresa controladora de Televisa y Miguel Alemán Magnani –hijo de Miguel Alemán Velasco, que para entonces ya era gobernador de Veracruz– deja el cargo ejecutivo que tenía en el consorcio.

   Azcárraga Jean prosigue el reordenamiento de las acciones de Televisa y el 6 de mayo de 1999 el magnate Carlos Slim compra el 24% de Televicentro en una operación con valor de 350 millones de dólares. Emilio Azcárraga se queda con el 51% de la empresa y sigue presidiendo el Consejo de Administración; las acciones de Alejandro Burillo aumentan del 14% al 25% y la financiera Inbursa, propiedad de la familia Slim, se queda con el restante 24%, incluyendo las acciones que tenía la familia Díez Barroso.

   A punto de terminar su sexenio, Zedillo había cumplido con creces la promesa que le hizo a El Tigre para velar por el futuro de Emilio Azcárraga Jean. Televisa había reorganizado sus finanzas, buena parte de la deuda que tenía fue amortizada de diversas maneras, el control real y accionario del consorcio estaba en manos de Azcárraga Jean y, sobre todo, el gobierno había decidido mantener esa vieja relación.

   El 18 de octubre de 1999 Alejandro Burillo renuncia a la Vicepresidencia de Asuntos Internacionales, que era la posición que tenía dentro del corporativo Televisa. Nueve meses más tarde Burillo  vendió la mayor parte de su paquete accionario a un grupo encabezado por María Asunción Aramburuzabala, copropietaria de la Cervecería Modelo. El resto de las acciones las compraron Azcárraga Jean y la operadora financiera de Carlos Slim.

   Paulatinamente, por otro lado, buena parte de las acciones de Televisa había ingresado al mercado de valores de tal manera que el peso de los paquetes accionarios de los inversionistas más importantes se fue diluyendo, aunque el control del consorcio siguió en manos de Azcárraga Jean. Entre 2005 y 2006 los empresarios Roberto Hernández y Alfredo Harp, ex propietarios de Banamex, compraron parte de las acciones de Aramburuzabala y Slim. Por otro lado, el empresario e innovador informático estadounidense Bill Gates compró paquetes accionarios que en 2007 ascendían a poco más del 5% del capital de Televisa.

 

Estancamiento político

   Al terminar su gobierno, el presidente Ernesto Zedillo había contribuido de varias formas a consolidar la hegemonía de Emilio Azcárraga Jean en Televisa. Por motivos que nunca ha explicado, ese ahora ex mandatario mexicano prefirió salvaguardar el viejo modelo de relaciones de conveniencia entre el poder político y Televisa antes que acceder a la diversificación en el panorama de la televisión mexicana.

   El apego de Zedillo a Azcárraga Jean desde luego no se debía a la petición que supuestamente le formuló Azcárraga Milmo para que amparase a su hijo. Zedillo consideró que apuntalar política y materialmente a Azcárraga Jean era vital para los intereses del Estado mexicano, al menos tal y como él los entendía.

   Hay una extensa historia que no ha sido escrita acerca de los soportes políticos e incluso las gestiones financieras que el gobierno del presidente Zedillo impulsó, primero para dejarle al heredero de “El Tigre” el campo libre dentro de esa empresa –propiciando o forzando el desplazamiento de sus competidores dentro de la misma Televisa– y luego para permitirle saldar la deuda y recibir capital fresco.  

   Sin el respaldo de Zedillo, hubiera sido altamente posible que Azcárraga Jean no se mantuviera al frente de Televisa. Esa es una de las muchas circunstancias que se le olvidan al hijo de El Tigre cuando asegura que su empresa no les debe favores a los políticos mexicanos.


  

  

5 comentarios en “Azcárraga Jean, protegido por Zedillo

  1. “México es un país de una clase modesta muy jodida… que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil”

    que poca madre, en otras palabras, »denle mierda al pueblo que ellos alcabo y se la tragan….. mantengalos brutos con telenovelas estupidas , mucho futbol y programas de concursos y pendejadas para llenarles la cabeza de basura.

  2. COMO QUIERA QUE HAYA SIDO TELEVISA POR BUENA O MALA SUERTE HA SIDO UNA EMPRESA QUE A CONTRIBUIDO A DE ALGUNA MANERA MANTENER AL PAIS EN LA ESTABILIDAD QUE SIEMPRE ES NECESARIA PARA CONSEGUIR PROGRESAR Y SI MEXICO NO A PROGRESADO COMO DEBERIA DE HABERLO HECHO, NO ES POR CULPA DE TELEVISA MAS BIEN ES DE LOS GOBERNANTES PRIISTAS Y DE TODOS NOSOTROS POR HABERLES PERMITIDO HACER TODAS Y CADA UNA DE TRANSAS Y VOY A CITAR UNA SOLO UNA PORQUE PARA MUESTRA BASTA UN BOTON QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE EL ERROR DE DICIEMBRE DE 1994
    QUE PASO PARA QUE LOS MEXICANOS EN GENERAL CON SUS VERGONZOSAS EXCEPCIONES DE UN DIA PARA OTRO PERDIERAN EL 70% DE SU CAPITAL PORQUE SI ALGUIEN TENIA 10.00 Y CON ELLOS PENSABA COMPRAR 3 DOLARES O SORPRESA TE ALCANZA SOLO PARA UNO, TU PESO TUS CIEN CENTAVOS AHORA SON SOLO 30 MISEROS CENTAVOS Y ADEMAS NO SE CUANTOS PERDIERON SU CASA SU COCHE SU TRABAJO TODOS NOS VOLVIMOS LOS MEJORES VENDEDORES DEL MUNDO MUCHOS TUVIERON QUE VENDER TODO Y MUCHOS OTROS NI ESO SOLO LO PERDIERON. A SI PUDIERA DECIR TODO LO PIENSO…. YA QUISIERA QUE AL MENOS ALGO ME CONTESTAR QUIEN LEA ESTO AMEN

  3. Que lastima que sean TAN RICOS Y TAN RATERAZOS.

    y LUEGO PRESUMEN DE QUE CREAN FUENTES DE EMPLEO, PARA TRATAR CON VEJACIONES Y HOSTILIDAD A TODO EMPLEADO QUE CAE EN SUS MANOS.

    PERO YA DIOS LES DIO SU PREMIO A CADA UNO……

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