Patrimonialismo electrónico

Zócalo, enero de 2010

Algunos radiodifusores –los más poderosos– creen que la radio y la televisión son suyas. Suponen que pueden manejar a su antojo las frecuencias que les han sido concesionadas. Se encrespan cuando surgen nuevos actores en el dial y hacen todo lo posible por excluirlos. Consideran que los espacios que ocupan en el espectro radioeléctrico les han sido asignados a perpetuidad. De ese patrimonialismo electrónico se derivan las principales tensiones de los medios de comunicación con la sociedad y el Estado en nuestro país. Sigue leyendo